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Reflexiónes: Semana 4 a 8 de febrero

  • Comunicación no verbal

La comunicación gestual y la información que transmitimos con nuestras expresiones tienen, a menudo, más importancia de la que creemos. Hasta un 80% de lo que transmitimos lo hacemos a través del lenguaje no verbal.

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Este hecho no es algo casual, durante muchos años, gran parte de la comunicación entre humanos se realizaba a través de gestos, expresiones y gruñidos.

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Con este intercambio de información las personas debían ser capaces de comprender si las intenciones eran amistosas o no, o si tenía alguna posibilidad de apareamiento con otros.

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En la actualidad, no podemos sacar conclusiones de un solo gesto, sino que se trata de analizar un conjunto de gestos en un contexto determinado. Por lo que aún tenemos margen suficiente para mejorar nuestra expresión corporal y el lenguaje no verbal que utilizamos.

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Ahora nos encontramos en un momento perfecto para descubrir como afecta la comunicación no verbal (o más bien la ausencia de ella) a nuestra vida diaria. 

 

¿Quién no ha tenido alguna situación comprometida o un malentendido a través de WhatsApp?

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A menudo suceden situaciones en las que las personas malinterpretamos el mensaje que otro nos envía. Esto se debe a que no oímos su entonación  ni vemos los gestos que esta persona realiza con el cuerpo.

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Un simple "Hola" nunca suena igual. Todo depende de nuestro estado de ánimo, las ganas que tengamos de hablar, el momento del día en que nos encontremos...

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Además, gracias a la comunicación no verbal, reaccionamos de diferentes formas ante la imagen que muestran otras personas. Si la notamos triste no solemos tener reacciones bruscas delante de ella. Sin embargo, esto dejamos de tenerlo en cuenta cuando hablamos por WhatsApp.

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Este tipo de comunicación a través de la tecnología "que todo nos da y todo nos quita" es capaz de conseguir que nos comuniquemos estando a miles de kilómetros, sin embargo, hace que personas que mantienen una misma conversación saque distintas conclusiones o reaccionen de formas diferentes.

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Al final el refranero tenía razón, "ojos que no ven, corazón que no siente".

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